La Empresa Familiar plantea una reforma en profundidad de la Formación Profesional para acabar con el desempleo juvenil
Los presidentes del IEF y de Bankia, Ignacio Osborne y José Ignacio Goirigolzarri, presentan en Madrid el estudio «Orientación Profesional y Formación Dual: Hacia un Modelo Integrado para el Empleo Juvenil»
LA EMPRESA FAMILIAR PLANTEA UNA REFORMA EN PROFUNDIDAD DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL PARA ACABAR CON EL DESEMPLEO JUVENIL
- En un país con uno de los niveles de desempleo más altos de Europa, se da la paradoja de que las empresas tienen serias dificultades para encontrar personal cualificado que se adapte a los requerimientos de los nuevos empleos.
- «La apuesta por la Formación Profesional Dual es de tal importancia que debe convertirse en un objetivo común y de largo plazo, al margen de debates partidistas y de intereses electoralistas», ha señalado Osborne en su intervención.
- José Ignacio Goirigolzarri ha asegurado que «queremos conseguir que el trabajo y la profesionalidad se conviertan en elementos relevantes del progreso y la transformación de nuestra economía. Y en este desafío no pueden quedar al margen las empresas».
Madrid, 11 de abril de 2018. La tasa de paro española es del 16,4%, indicador que en el caso de los jóvenes entre 16 y 24 años se dispara hasta el 37,5%, habiendo llegado incluso a superar el 55% en los momentos álgidos de la crisis. En un país con uno de los niveles de desempleo más altos de Europa, se da, sin embargo, la paradoja de que las empresas tienen a menudo serias dificultades para encontrar personal cualificado que se adapte a los requerimientos de los nuevos empleos. Cada vez hay menos jóvenes en el mercado laboral y los que están dispuestos a trabajar, resulta que tienen una preparación que no se corresponde, en muchas ocasiones, con las necesidades de las compañías.
Existe un evidente desfase entre nuestro sistema de formación y el mercado de trabajo. Y esta realidad se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el crecimiento empresarial, tal y como aseguraron hace algo más de un año más de 500 empresarios presentes en el Congreso Nacional de la Empresa Familiar celebrado en A Coruña.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio «Orientación Profesional y Formación Dual. Hacia un modelo integrado para el empleo juvenil», elaborado por el Instituto de la empresa Familiar, con la colaboración y el patrocinio de la Fundación Bankia por la Formación Dual, que ha sido presentado hoy en Madrid, y que plantea una profunda reestructuración de la Formación Profesional Dual como principal palanca para luchar contra el desempleo juvenil.
En el encuentro informativo han intervenido Ignacio Osborne, presidente del Instituto de la Empresa Familiar, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, Juan Corona, director general del Instituto de la Empresa Familiar, Mercedes Chacón, directora de la Fundación Bankia por la Formación Dual, y Esteban Sastre, director de Economía y Empresa del Instituto de la Empresa Familiar.
El estudio analiza en profundidad el fenómeno del desempleo juvenil en nuestro país, desde la perspectiva de la formación y la cualificación del capital humano y plantea una serie de propuestas en el ámbito de la Formación Profesional, encaminadas a combatir esta lacra.
«La formación de calidad, accesible para todos los ciudadanos sin distinciones, es una conquista social, en la que se invierte cada año una importante cantidad de recursos tanto públicos como privados. Por eso es imprescindible que sirva para formar personas capaces de labrarse un futuro en el que se valoren sus méritos y aptitudes», ha señalado Ignacio Osborne en su intervención.
Tasa de actividad de la población joven (16-24) por países europeos (%)
Fuente: Eurostat (año 2016)
Según señala el estudio, la población activa de los jóvenes españoles se ha reducido un 42% durante los años de la crisis. Además, su preparación no se adecúa, en parte, a las necesidades de las empresas, debido a un problema tanto de información sobre las opciones profesionales como de calidad de la formación, lo que da lugar a su vez a una polarización en la que nos encontramos con un elevado número de jóvenes que abandonan sus estudios y otros que adquieren titulaciones de grado superior para puestos que no requieren tal nivel de cualificación.
En este sentido, España es el segundo país de Europa con más abandono escolar (el 18,5% no acaban la ESO), sólo superado por Malta. Somos el cuarto país de la OCDE con mayor número de jóvenes que ni estudian ni trabajan (el 20%). El 22,5% de los estudiantes universitarios dejan la carrera en el primer año y dos de cada tres alumnos de Formación Profesional no obtienen el título en el periodo previsto.
Y al mismo tiempo, hay un elevado número de universitarios en comparación con graduados de Formación Profesional, lo que explica que el mercado de trabajo en España no sea capaz de absorber tantos licenciados y genere algunas de las mayores tasas de sobrecualificación de la UE. En el sector Servicios, por ejemplo, la sobrecualificación es del 64% y en el sector Industrial del 50%.
Tasa de ocupación por grupo de edad (%)
Fuente: Eurostat (año 2016)
Una de las razones que explican el elevado nivel de sobrecualificación es la falta de una oferta de formación de calidad intermedia, es decir, de una Formación Profesional de calidad, actualizada y adaptada a las necesidades del mercado, algo que explicaría su menor reputación y el hecho de que un gran número de estudiantes opte por estudiar alguna carrera universitaria.
La sobrecualificación genera frustraciones personales y un alto nivel de ineficiencia del sistema, con elevados costes para la Administración Pública. Si suponemos un coste medio anual por alumno universitario para el Estado de 6.500 euros y un periodo medio de 6 años para la obtención de una licenciatura, y el mismo coste para la Formación Profesional de grado superior, pero con una duración de 2 años, se podría alcanzar un ahorro en torno a 26.000 euros por cada alumno que en lugar de cursar una carrera universitaria estudiase formación profesional, lo que para cada 10.000 alumnos supone un ahorro de 260 millones de euros en su periodo formativo. A estas cifras habría que añadir el hecho de que los nuevos profesionales estarían en el mercado mucho antes y las empresas contarían, además, con empleados mejor adaptados a sus necesidades, gracias a su experiencia.
Habilidades, talento y demandas del mercado
El origen del problema se concentra, por tanto, en la calidad de la formación, seguida de la falta de la orientación profesional adecuada que ayude a los jóvenes a escoger en función de sus habilidades, talento y las demandas del mercado. Esta falta de conocimiento sobre la oferta y los itinerarios de formación explica que un porcentaje elevado de aquellos que inician una carrera profesional no estén satisfechos de su elección. Así, según la Encuesta de Inserción Laboral del INE, el 10% afirma que no volvería a realizar estudios universitarios, y del 90% restante que sí lo haría, un 30% estudiaría otra carrera. También explica, en parte, la existencia de un elevado porcentaje de universitarios en comparación con estudiantes de Formación Profesional, en comparación con otros países europeos con menores tasas de desempleo juvenil. Según los datos de la OCDE, en 2016 el porcentaje de jóvenes entre 25 y 34 años que habían cursado Formación Profesional en su etapa secundaria en Alemania era del 88%, en Austria del 84%, en Francia del 74% y en España del 45%.
El estudio describe tres elementos que las empresas tienen en cuenta a la hora de seleccionar nuevo personal, y que, de acuerdo a la encuesta realizada entre los más de 500 empresarios familiares asistentes al Congreso del IEF de Toledo de 2017 se resumen en: actitud, habilidades personales y capacitaciones técnicas.
Asimismo, otro de los aspectos que más valoran los empresarios es la experiencia y es el principal motivo por el que las empresas tienen dificultades para encontrar personal que se adapte a sus necesidades. De esta forma, se percibe que la formación debe incluir mayor experiencia práctica que facilite la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo.
Invertir en calidad
Adaptar la formación a las necesidades de las empresas es invertir en calidad, es acercar los centros de formación especializados a los centros de producción y de investigación (I+D+i), es fidelizar a los trabajadores escuchándoles y mejorando sus condiciones formativas y, por tanto, laborales; es, en definitiva, integrar la formación en la cadena productiva para mejorar los resultados a largo plazo, a la vez que se contribuye a una mejor asignación de recursos.
El Real Decreto 1529/2012 estableció las bases de la Formación Profesional Dual como una nueva modalidad dentro de la formación profesional que combina procesos de enseñanza y aprendizaje en la empresa y en el centro de formación. La FP Dual incorpora una serie de características contrastadas en otros países que hacen de ella un buen sistema para la preparación de los jóvenes al mercado laboral. En aquellos países donde existe, el desempleo juvenil es mucho más reducido, como es el caso de Alemania (7%), Austria (11%) o Dinamarca (12%).
Actualmente existen en nuestro país un total de 24.000 alumnos de FP Dual, repartidos por cerca de 900 centros de formación, lo que representa un 2,8% de los alumnos totales de Formación Profesional. Lo que quiere decir que hay un gran margen para potenciar la implantación de este sistema, y parece un buen momento para reflexionar sobre cómo llevarlo a cabo, de forma que todos los agentes implicados -jóvenes, empresas y Administración Pública- vayan de la mano y se incorpore el mayor número de colaboradores posibles.
Nivel de sobrecualificación en el sector servicios
Fuente: Eurostat
(Ratio calculado según el número de ocupados con educación terciaria cuyas ocupaciones no requieren este tipo de cualificación)
El estudio señala que es necesario encontrar un modelo flexible, sencillo, con capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes de las empresas, con autonomía de gestión de los centros, y con un elevado grado de comunicación fluida entre los demandantes de empleo, orientadores, formadores, tutores y jóvenes.
El tejido productivo español se caracteriza por un elevado número de pequeñas empresas, por lo que el modelo debería estar adaptado a ellas. Sin la incorporación de las Pymes y de los autónomos será muy difícil hacer del sistema dual el principal modelo de FP. El éxito de este objetivo depende de la sencillez para incorporar a los jóvenes a las empresas, así como de la capacidad de las asociaciones sectoriales o regionales para colaborar con los trámites y evaluaciones de resultados.
El estudio concluye con un decálogo de propuestas que pretenden mejorar la calidad del proceso de formación y conectar a la FP Dual de manera definitiva con el mundo de la empresa. Dichas propuestas son, en resumen, las siguientes:
- Incorporar la Formación Profesional Dual como uno de los grandes pilares del futuro Pacto por la Educación.
- Generación de información pública de calidad sobre tendencias del mercado laboral, profesiones de futuro y especialidades de los centros de formación, que facilite la toma de decisiones a los jóvenes.
- Potenciar la figura del orientador profesional e integrarla como parte del proceso formativo.
- Fomentar la especialización de los centros de Formación Profesional Dual para elevar su calidad y facilitar su integración en los procesos de Producción.
- Incentivar la movilidad de los jóvenes a aquellos centros de Formación Dual especializados que mejor se adapten a sus capacidades y expectativas profesionales.
- Impulsar la colaboración público-privada en el ámbito formativo, especialmente en la gestión de los centros de Formación Dual.
- Definir y capacitar adecuadamente la figura del tutor en la empresa, a la vez que se invierte en la formación del profesorado.
- Promover la Formación Profesional entre Pequeñas y Medianas Empresas que puedan satisfacer las necesidades locales o sectoriales.
- Adaptar el marco regulatorio y administrativo con el fin de facilitar el desarrollo de la Formación Profesional Dual.
- Seguimiento y evaluación de la política formativa por centros, que permita un control de la eficiencia y la generación de estadísticas de calidad.
«Somos conscientes de que en esta legislatura –y muy probablemente en las venideras- va a ser difícil acometer grandes reformas que impliquen la participación de todas las fuerzas políticas. Sin embargo, pensamos que la apuesta por la Formación Profesional Dual es de tal importancia que debe convertirse en un objetivo común y de largo plazo, al margen de debates partidistas y de intereses electoralistas», ha señalado Osborne en su intervención.
Por su parte, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia y de la Fundación Bankia para la Formación Dual, ha asegurado que «trabajar para mejorar nuestro sistema educativo y hacerlo más útil para los retos que afrontan nuestras empresas y economías pasa por sensibilizar y concienciar sobre el sistema de orientación y formación profesional, y por mostrar y demostrar a la sociedad que los modelos de formación y empleo deben estar integrados, porque sólo así conseguiremos ajustar la oferta a la demanda laboral».
En este mismo sentido, ha destacado que «con nuestras acciones buscamos promover la formación de perfiles profesionales de alta calidad, flexibles e innovadores, que mejoren la empleabilidad y el desarrollo del conocimiento de nuestra sociedad. Queremos conseguir que el trabajo y la profesionalidad se conviertan en elementos relevantes del progreso y la transformación de nuestra economía. Y en este desafío no pueden quedar al margen las empresas».
Acceso al estudio completo, aquí.
Fuente: Instituto de la Empresa Familiar
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